El tratamiento en adultos implica inicialmente una evaluación del problema o problemas que presenta la persona que acude a la consulta,  dicha evaluación se hace a partir de entrevistas personales y la utilización de pruebas y  test psicológicos que permiten recoger mucha información de manera estructurada y posteriormente interpretarlos.

Esta fase de evaluación puede durar de 1 a 4 sesiones.

Tras dicha recopilación de datos se plantea una hipótesis de diagnóstico de cual es la problemática que presenta la persona, tanto de lo que constituye el núcleo de su problema como de las consecuencias que de este han derivado tanto para dicha persona como para su entorno. Dicho diagnóstico se ajusta colaborando con el Paciente, que es el que, en última instancia, tiene que verificar si dicha hipótesis explica la problemática vital que presenta en ese momento de su vida.

A continuación se plantea un tratamiento adecuado a dicha problemática y se consensúa con el Paciente.

El tratamiento elegido para cada persona serán paquetes de técnicas escogidas de forma individual, adaptadas al sujeto y que hayan demostrado de forma científica que tienen  un alto porcentaje de éxito  en mejorar los síntomas presentados.

Los tratamientos siempre van encaminados a asumir cambios que permitirán mejorar la situación del Paciente, dichos cambios han de ser entendidos y aceptados por él y el Paciente ha de hacerlos primeramente a un nivel cognitivo o mental en su forma de enfocar y enfrentar los problemas y, posteriormente, en su vida personal.

Los cambios propuestos se suelen estructurar en 3 niveles:

  • Nivel fisiológico: Todo lo relacionado con síntomas que aparecen en el cuerpo como consecuencia de somatizaciones de los problemas que no se han sabido resolver, tales como alteraciones del aparato digestivo, alteraciones del sistema muscular, mareos, etc.
  • Nivel cognitivo: Todo lo relacionado con la forma en que nuestro pensamiento interpreta las distintas situaciones que nos acontecen y que van a ser los responsables de buena parte de nuestro estado emocional alterado.
  • Nivel conductual: Todo lo relacionado con nuestro estilo de vida, hábitos de sueño, dieta, ejercicio físico, relaciones sociales, etc.

A lo largo del tratamiento se toman medidas de los avances que va presentando el Paciente para confirmar que dicho tratamiento está siendo eficaz en la dirección que se ha marcado.

La duración de un tratamiento no se puede especificar con antelación dado que cada persona es distinta y va a evolucionar a su propio ritmo. A pesar de eso los tiempos estimados suelen ser entre 3 y 6 meses en condiciones normales. La frecuencia de las sesiones de terapia suelen empezar siendo semanales y, posteriormente se pueden ir espaciando.

Un factor importantísimo para que un tratamiento prospere es lo que se llama la “Relación Terapéutica”. Nos referimos con ello a la relación que se establece entre el Paciente y el Psicólogo, es muy importante que dicha relación sea, como su propio nombre indica, terapéutica, esto significa que ambos han de encontrarse cómodos y que, el Paciente, pueda sentirse seguro para poder abrirse y plantear sus problemas al profesional, ha de sentirse escuchado, comprendido y no juzgado. Si no se da esta situación puede ser contraproducente iniciar un tratamiento.

Otro factor muy importante en una terapia es el de la confidencialidad, el psicólogo clínico está sujeto a un código deontológico que le obliga a mantener confidencialidad sobre todos los datos del Paciente. Está obligado a mantener secreto profesional.  Solo el propio Paciente es dueño de dichos datos. Existe una excepción para mantener el secreto profesional que es cuando el psicólogo sabe que el Paciente va a hacer algún daño a él mismo o a terceras personas.

Tras el alta terapéutica ha de quedar una relación de confianza entre Terapeuta y Paciente que permita que este último pueda realizar futuras consultas en caso de necesitarlo por el problema trabajado o por otros nuevos que se le puedan presentar en un ambiente de confianza, de conocimiento y de complicidad que favorezca las posible ayuda terapéuticas futura.

Los problemas más comunes en la etapa adulta son:

  • Ansiedad
  • Angustia
  • Depresión
  • Fobias
  • Obsesiones
  • Trastornos de la alimentación
  • Trastorno del sueño
  • Agresividad
  • Aislamiento social
  • Abuso de sustancias
  • Problemas afectivos y de pareja

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